Club Waterpolo Sevilla. La historia de cada día (y 8)
La planificación de la temporada 2006/07 se cubre de nubes con el fin de la colaboración de la empresa Municipal EMASESA. De la estabilidad y proyección alcanzada las dos temporadas pasadas, se abre un periodo de incertidumbres que provoca una importante aminoración de ingresos y la necesidad de que los simpatizantes, aficionados y, sobre todo, familiares aportaran recursos económicos extras en la medida de sus posibilidades. No fue plato de gusto verse obligados a pedir a los padres un nuevo sacrificio para que sus hijos practicaran deporte, además del que ya suponen los horarios de entrenamientos, el abono de las licencias y demás gastos. Por suerte, el apoyo de EMASESA Metropolitana surgirá de nuevo en la temporada 2008/09.
Lo único positivo de todo, no hay duda de ello, es que la negativa situación financiera provenía de la propia competición en la que estaba embarcado el Club. No existían gastos de plantilla al no haber fichajes, ni deudas con proveedores. Esta seña de identidad ha sido siempre nuestro punto fuerte. El equipo que disputa la Primera División ese año está formado por jugadores sevillanos, y la primera plantilla acoge a la cantera de San Pablo de manera amateur. Es el único equipo sevillano que se encuentra en esta situación jugando en alto nivel.
Y, paradójicamente, los números rojos proceden del trabajo con las categorías inferiores. Lo que Rafael Aguilar, seleccionador nacional de waterpolo, afirmaba ese mismo año a diversos medios de comunicación, como señal del buen trabajo que se realiza en el Club Waterpolo Sevilla, supone muchos costes que nadie sufraga. Así, ser uno de los pocos equipos con presencia en las finales de los campeonatos de España de categorías inferiores, llena de orgullo al Club, pero, a la vez, de deudas.
Porque la forma de “hacer equipo” marca otra seña de identidad del Club Waterpolo Sevilla. El hecho de que en sus plantillas no haya apellidos balcánicos, italianos o eslavos; que el cuerpo técnico sea sevillano cien por cien, o que el club no se vea inmerso en operaciones de fichajes “estrella” quizás les reste atractivo a patrocinadores públicos y privados.
De todo esto, el Club Waterpolo Sevilla tiene aprendida la lección. Y de la necesidad se hace virtud. Se vuelve a ganar en todas las competiciones andaluzas de categorías inferiores (por tercer año consecutivo) El equipo B obtiene una meritoria cuarta plaza, junto al subcampeonato de Copa Andaluza. El primer equipo asciende a División de Honor, posiblemente la mejor liga de waterpolo del mundo. Y tres jugadores CWS entran a formar parte de las selecciones nacionales Absoluta, Juvenil y Cadete. Además, dos jugadores sevillanos acuden a la Universiada de Bangkok. De nuevo estamos ante un caso sin precedentes en el deporte andaluz.
La historia del Club Waterpolo Sevilla también podría haber finalizado aquí, al igual que otros equipos de la ciudad que vieron cómo, tras alcanzar la máxima categoría por méritos propios, tuvieron que renunciar, llevándose otras ciudades su éxito. Pero no fue así. Los deportistas del Club Waterpolo Sevilla no han tenido que irse a otras tierras y competir bajo el nombre de otras ciudades. Frente al deporte espectáculo, el que se ve en los grandes estadios o en la televisión -un deporte que promueve espectadores y mercado- nos demuestran que existe otro deporte, minoritario, que promueve la práctica deportiva, el deporte por el deporte. Y que cuando han tenido recursos económicos han respondido con éxitos y cuando no, también.
Cuando Edison inventó la bombilla incandescente fueron muchos los que le felicitaron, y se cuenta la anécdota de que una de esas fue:»¡Enhorabuena por su éxito, Sr. Edison!» a lo que este contestó: «Inventar la bombilla no tiene mérito, lo que sí lo tiene es que ahora conozco más de 900 maneras de no conseguirla” A pesar de no contar con los apoyos necesarios, lo que el Club Waterpolo Sevilla está demostrando es las 900 dificultades que tiene practicar este deporte. En el camino seguro que descubrirán las 900 de seguir mejorando.